sábado, 8 de noviembre de 2014

healin' wounds

Llegaste, como todas las cosas bonitas, en ese momento de la lluvia-noche en la que nadie espera nada de nadie.
Llegaste, empapada de pies a cabeza, saludando con la cabeza y con ese tiptip, con ese tap tap de tus pies.
En ese momento en que ni tú ni yo podíamos esperar nada de nadie.
Y en qué buen momento, pequeña.

domingo, 19 de octubre de 2014

night time and winter love

Llegó el invierno, como llega todo lo bueno, como llega todo lo malo.
Llegó la frialdad, la ausencia de caricias y el exceso de ganas.
El whisky, los cigarros, la chimenea al fondo de la sala, apagada desde que tu fuego no se pasea por mi salón, desnudo envuelto en mis camisas.

Pero como lo que llega vuelve, vuelven tus ojos a pasearse, quizás no como antes. En lugar de buscar un pecho en el que apoyarse, vuelven buscándose a sí mismos. Vuelven, quizás cargados de un falso odio, vuelven queriendo decirme dolor y solo alcanzan a decirme duéleme.
Pero al fin y al cabo, vuelven, vuelven como vuelves tú y como vuelvo yo, tras cada golpe, como nos hemos seguido levantando con un puñal en el costado y la sonrisa un par de centímetros más arriba.

"No he vuelto a escribirte. No he vuelto al leerte. No quiero saber nada de ti, quiero que no existas, y punto. Ahora, soy feliz".
Me dices en el tono más gélido que puedes lograr, en un falso alarde de valentía.

"Okey, no volverás a saber de mí, tranquila".
Te digo, en el tono más gélido que puedo lograr, en un falso alarde de cordura.

Y dime, si tú no has vuelto a saber de mí desde hace tanto;
si yo no he vuelto a ti después de tanto;
dímelo. ¿Por qué seguimos aquí, por qué aún nos odiamos?

Será el invierno, que me recuerda a tus caricias.
Será el otoño, que te recuerda que aún no me he ido.
Recuerda, que pasen las veces que pasen, vamos en el mismo tren;
y ambos intentamos que no sea en dirección opuesta.

Deja de pedirme que lo deje todo, si tú no te dejas ni a ti misma, si el orgullo sigue siendo tu bandera y el pasado tus lentes.
Deja de pedirme que arriesgue, si no me quedo ni yo mismo.

Al fin y al cabo, nunca alcanzarás a conocerme, igual que no me conoceré yo;
al fin y al cabo, solo soy eso.
Una debilidad.

lunes, 13 de octubre de 2014

tríos compuestos

Y viernes, y vas, haciendo que me olvide de los sábados, viviendo un domingo tras otro.

Y me haces poner los pies en la tierra y la vista en la Luna mientras ardes como el Sol.

Me haces romperme la cabeza, desmontar el puzle y guardar el ajedrez,

cuando no logro entender tus juegos, cuando susurras jaque.

Me dices que vienes de paso, que de verdad pasas, que que la nada te consuma porque de mí ya no vas a consumir nada.

Me pides que no haga nada, que no nade, que me deje ahogar,
pero que no van a ser tus manos las que aprieten mi garganta.

Pero, como llevo diciendo un rato...

Vienes, me haces, me rompes la cabeza porque no te logro. 
Me dices, me consumes, me pides, y me aprietas la garganta.

sábado, 27 de septiembre de 2014

fonograma

No sabes cómo te echo de menos.
Echo de menos cada nota del tono de tu voz, el suave arpegio de tu
"ven y abrázame de una puta vez"
que se cuela en mi cabeza bañado en notas dulces.

Echo de menos hacerlo y que suene música en mis oídos, que en pleno silencio me susurres te quiero sin palabras,
sin dejar de lado esa sonrisa tímida que siempre me ha encantado.
Sabes que me encantan tus canciones, que nada suena mejor ni más bonito que tu voz cuando me das las buenas noches.

Pero lo que no sabes es cómo me gustaría ver tu pentagrama y volver a ayudarte a completarlo, sumando las notas que te faltan, las notas que no necesitas pero que hacen de esta vacía existencia
un lugar más agradable.

z9

lunes, 22 de septiembre de 2014

Los niños negritos no comen

Los niños negritos no comen.
Sus madres tienen los ojos sepultados en tumbas vivas, en cauces de ríos de lágrimas secas con barrigas preñadas de muerte.
La esperanza de vida, está por debajo de un año. Me cago en mi puta vida entonces.
Se trafica, sí.
Se trafica con armas, con droga, con hombres, con mujeres, con niños, con vida. Con ideologías, con internet, con política, con poder... Con sueños.
Con meterte el miedo en el cuerpo.
Cada mañana me miro en el espejo, y lo único que veo no me gusta.
Y entonces...
En vez de comerme mi propia mierda fresca, te jodo a ti, te jodo a ti y te jodo a ti.
¿Por qué?
Porque la culpa, amigos, la culpa siempre es de los demás. Sí... Y la enfermedad se llama "vivamos la vida de los demás porque no tengo cojones ni sangre para vivir la mía.
Tengo goteras en mi casa, goteras en mi curro, goteras en mi corazón.
De las goteras en mi cabeza os hablo otro día porque ahora quiero dormir...
Cuando duermo, no pienso. No pensar... Yo solo quiero volver, amigos. Yo solo quiero volver a las entrañas de mi madre. A nadar sumergido en una paz infinita, una duermevela blanca de un cuerpo y dos corazones abrazos por un cordón. Caliente, protegido, acurrucadito, indefenso pero invulnerable.
Yo solo quiero volver al día en el que mi madre me cantó mi primera nana.
Solo quiero eso.

Cocretas. Hovik.

martes, 16 de septiembre de 2014

Jeux d'enfants avec elle

Y una noche más, vuelvo a caer al vacío de tus dudas, a tirar de la almohada para no dejarte espacio a los pensamientos cuerdos, porque saber lo que quieres es demasiado sencillo como para contentarte.

Vuelvo a cantarte al oído tus canciones favoritas de Pólvora, a llenarte la cabeza de futuros condicionales y de incondicionales ganas de venir a pasar la noche conmigo.

Que ya sabes que puedo ser insomnio, pero también el más dulce "buenas noches". Puedo ser el play, el stop, el forward y el rewind, puedo ser la escena final de "Quiéreme si te atreves", darte la mano y retarte a hacer el invierno más ameno, un juego de niños.

Sabes que aún sin palabras puedo darte las buenas noches, los buenos días y las buenas ganas de que te roce las costillas con los labios una vez más.

Y, al fin y al cabo,
sabes que yo no vuelvo,
porque jamás me planteé irme.

martes, 9 de septiembre de 2014

micropoesía

Esta noche me apetece plasmarte,
escribirte,
describirte,
definirte en surcos de tinta negra como la que forman tus tatuajes, ese pequeño mapa del tesoro, ese sendero de huellas que una vez dejaron mis pisadas.
Tengo ganas de trazarte,
colorearte,
retratarte en la más ínfima caricatura, en lo burdo de la perfección ineludible bañada en tiznes de odio y resquicios de devastación emocional.
Tengo ganas de abrazarte,
mirarte a los ojos y susurrarte que,
una vez más,
podemos debemos abrir las alas.
Tengo ganas de comenzar a ser yo,
de que vuelvas a ser ,
de que dejemos de ser nosotros.

za9

jueves, 28 de agosto de 2014

la luna y ella

La perfección en forma de mujer, una sucesión de curvas, guiños y pintalabios rojo, con dos acusadoras cucharadas de miel por mirada. 
Porque es lo que más me gusta de ti. 

Ya te dije que eres como el vino, que con el tiempo me vas gustando más, y cuanto más te bebo, más me juro dejar de beber al día siguiente. 

Hace 29 semanas que me pediste que no me salvara, que me quedara contigo y te lo quitara todo. 

Que si no nos matábamos en la próxima curva, me lo dirías. 
Que me quieres, que si te dan a elegir entre la luna y yo, te lo están poniendo muy jodido

Pero han pasado muchas lunas desde entonces. 

Dime, ¿sigue mereciendo tanto la pena seguir viendo ese satélite cada noche, sabiendo que no estoy en tu almohada para susurrarte que tu sonrisa siempre valdrá más que esas toneladas de piedra blanca?

martes, 5 de agosto de 2014

Vino tinto y vans granate.

Cómo pasa el tiempo,
yo como el vino y tú como mi copa,
ni tú me tragas
ni yo te suelto.

Y yo sigo meneándote,
tomándote de la cintura y sacándote a bailar, para que no me olvides.

Y tú sigues poniéndome de verde a colorado, haciéndome pasar por cada estado a cada trago que te doy.

Y es que siempre te lo dije,
que como el buen vino, me gustas más a cada noche que pasa,

que como el buen vino,
esos finos labios rojos
no hay dios que los borre de mi camisa.

lunes, 7 de julio de 2014

Sandy de chocolate

Y cuando todo está bien, llegas . Solo para hacerme ver que no estaba tan bien como creía.

Llegas entre contoneos de caderas, con tu dichoso sandy de chocolate.
Me miras, como siempre, con una enorme sonrisa, gritándome sin palabras lo he vuelto a hacer.
Y, susurrándote sin palabras, te digo que lo has vuelto a hacer.

Has vuelto a poner la casa patas arriba, como siempre.

Y con un beso aún frío por tu maldito helado, vuelves a irte.
Y no será la última vez, añades antes de dejar entornada la puerta.
No, no lo será, añado para mí mismo.
Ninguno de los dos quiere que lo sea.

Y ahí sigues, riendo y llorando a partes iguales.
Como siempre, negándote a compartir tu sandy de chocolate.

domingo, 29 de junio de 2014

ocean's thirteen

Sigues siendo la sonrisa más bonita a este lado del océano,
las manos más suaves en esta orilla de la playa.
Sigues siendo la paz en la guerra, el polvo tras la discusión y la discusión tras el polvo.
Sigues siendo la cerveza del beber para el olvidar, el cigarro del "te juro que mañana lo dejo" y la primera calada tras otra promesa rota.
Una maldición, quizás la peor, quizás lo mejor que me ha pasado en años, el drama, la alerta y el miedo, el dolor de tripa tras kilos de dulce, el dolor de cabeza tras kilos de besos, y colonia cara en la almohada.
Un vicio, o una necesidad, eres mis ganas de seguir adelante y mis ganas de quedarme quieto, sin hacer nada, impasible ante un nuevo fracaso.
Eres una carta rota, eres palabras rotas, eres una litrona en las últimas y un cigarro a medio acabar.
Y, sin embargo, sigues siendo la sonrisa más bonita a este lado del océano.
Y yo, el mismo gilipollas de siempre.
z.9_13

sábado, 28 de junio de 2014

Cigarro

Aunque ha pasado el tiempo, sigo escribiéndote poemas mientras fumo,

sigo apagando la colilla en las líneas más bonitas,

porque me recuerdan a tus curvas,
y recitártelas no nos vendría bien...
ni a ti, ni a mí.

sábado, 21 de junio de 2014

Ven

Tengo unas ganas de ti que no me las quita ni el tiempo,

ya llueva el cielo en pedazos,

ya pasen meses y años,

que muy poco me importa si
no te tengo.

Z.9

lunes, 16 de junio de 2014

Cartas y litros

Me veo sin cartas jugando contra ti, contra tus dados trucados en los que siempre pierdo.
Y tú, al otro lado de la mesa, con tus cartas y tu cigarro, mirándome impasible con una sonrisa burlona.

"Vendrás."

No. No vendré.
Al menos, no si no es de tu mano.
Apaga el cigarro y echa las cartas a la mesa.
Salgo en cuanto me acabe la cerveza.
Y más te vale estar lista.

domingo, 15 de junio de 2014

En tu casa de la playa

Desde que te fuiste, hay menos olas en la playa.
Se puede nadar tranquilo, pero supongo que no es igual.
Lo bonito del desafío.
Y qué mejor desafío que tus ojos y su mirada de
"si sales de la cama, no vuelvas".

Me gustaría que me lo repitieras una vez más.
Supongo que, por vigésima vez en la 20ª parte de década que te conozco,
me pensaría la respuesta.

He aprendido a verte en otros ojos; pero eso no significa que mis ojos sean incapaces
de mirarte como lo hicieron en su día.

He aprendido a mencionarte en otro tono,
pero eso no significa que sea incapaz de pedirte que, una vez más,
vengas a pasar la noche conmigo.

He aprendido decenas de cosas en este tiempo, supongo que no todas positivas.
Pero desde luego, he aprendido a echarte de menos.
Y qué poco me gusta hacerlo.
Y qué poco me gusta callármelo.

Z.9

domingo, 18 de mayo de 2014

Agua

Tengo una piscina enorme, una piscina enorme que no cierra en todo el año.
En ella llueve, en ella truena, y muy de vez en cuando en ella pega el sol.
A veces, me gusta darme un baño en ella. A veces, también.
Es una piscina que tú decidiste llenar, con actos y palabras.
Una piscina llena de dudas.
Dudas buenas como cómo quererte.
Dudas malas, como cómo no quererte.
Son mis dudas, son tus dudas.
Si quieres, puedes chapotear en ellas.

martes, 13 de mayo de 2014

Curva

Apreciar tu cuerpo
bajo el flexo;
el corazón cobarde
que se apaga
al son del tempo.

Puedo decir
que en esa curva
me maté yo;
que ambos bailamos
bajo mi flexo.

z.a9

viernes, 25 de abril de 2014

Copenhage

Él, corría. Nunca le enseñaron a andar.
Se fue tras luces pálidas.
Ella, huía de espejismos y horas de mar. Aeropuertos; unos vienen y otros se van. Igual que las Alicias en ciudad.
El valor para marcharse, y el miedo a llegar.
Llueve en el canal, la corriente enseña el camino hacia el mar. Todos duermen ya. Dejarse llevar suena demasiado bien, jugar al azar, nunca saber dónde puedes terminar, y dónde puedes empezar.
Un instante mientras los turistas se van. Un tren de madrugada que logró trazar la frontera entre el siempre y el jamás. 
Ella duerme tras el vendaval. Se quitó la ropa, pues sueña con despertar en otro tiempo y en otra ciudad. 
Dejarse llevar suena demasiado bien, jugar al azar y no saber dónde puedes terminar, o dónde puedes empezar. 
A la deriva, sin un rumbo fijo.
El caso, es que en su pequeña barquita de madera, nadie podía hundirla.
Y cansada de su felicidad, decidió echar un par de cubos de agua. Y entonces, empezó a llover.

lunes, 7 de abril de 2014

Weezer

No es para tanto.
Supongo, que todo está bien.
La cerveza llena mi nevera, una cerveza tan helada que me hace tiritar. Y yo, simplemente, cierro mis ojos. Porque todo está bien, porque en el fondo me siento bien.
Entre canciones indie que hacen apología al respeto que me he perdido a mí mismo, a mis derrotas interiores y a la pérdida de apetito de éxitos, pierdo la cabeza. Peleo con él, con ella, peleo contigo y peleo conmigo mismo. Noto burbujas que me suben de pies a cabeza, noto un ataque de ira que invade mis articulaciones, mi tronco, y finalmente perfora mi garganta.
Mi garganta estalla, muda de silencio, pero más expresiva que mil Guernicas.
Pero dicen que no es para tanto, que es un poco de Steinburg en un mar de Paulaner. Sin embargo, tanto ellos como yo, incluso como tú, todos sabemos que no es así.
Nunca podría enfrentarme a ti. Nunca he podido hacerlo, porque no quiero hacerte daño jamás.
Pero qué hago, si la fría corriente de tus palabras no hace más que separarnos.
¿Estás dispuesta a que, lo que empezó como una fina gota de sudor frío en una noche amarga, se convierta en el mar que te pierda a ti, que me pierda a mí, que nos inunde?
Say it ain't so?

No sé

Tú no haces más que alejarme. Yo doy un paso adelante, y tú, de una patada, me mandas cinco atrás.
Me obligas a preguntarme:
¿Dónde está mi mente?
Yo, ciego de mí, no paro de lanzarme contra tu voluntad, como bárbaro que trata de tirar Roma a cabezazos. Y, entre golpes, no puedo dejar de preguntármelo:
¿Dónde está mi mente?
Me jode terriblemente, me da la sensación de que he vivo una mentira constante, que es el mero cariño que se le tiene a un amigo y las meras ganas de querer querer a alguien.
Eres mi semana. Amarga en su inicio, más dulce según pasan los días. Y, de nuevo, lunes. Dices que has sido siempre un lunes, pero yo te he visto brillar como un viernes.
Aunque eso fue hace tiempo.
Me duele, me duele mucho que, aparentemente, ya no te acuerdes de mí.
Que no veas lo que he sido para ti, todo ello plasmado en las entradas anteriores.
Y sin embargo, aquí sigo, escribiéndote, dedicándote páginas en Arial y libros en tiempo de pensamiento.
Sí, sé que soy un completo imbécil, pero prefiero seguir engañándome a darme cuenta de que, quizás, jamás te tuve.
¿Que por qué? No sé. Tan solo puedo echar un ojo a la balanza que me has impuesto, y si algún día soy capaz, tratar de ver más allá, y quizás comenzar un nuevo proyecto.
Pero desde luego, hoy no puedo. Mañana, probablemente tampoco. Tan solo puedo mirar mi reflejo roto en el espejo, y seguir preguntándomelo:
¿Dónde está mi mente?

domingo, 6 de abril de 2014

La leyenda de Bagger Vance

-No tengas miedo.
-No tengo miedo, he visto borrachos muchas veces.
-Oh, y... ¿Qué pinta tienen?
-No hay mucho que ver. Bueno, no tanto como ellos parecen creer. ¿Cuánto es lo bastante borracho?
-Buena pregunta. Ven aquí y siéntate. Te diré cuánto es lo bastante borracho.
"Bien, lo que aquí se ha planteado es cuánto es lo bastante borracho. Y la respuesta es que depende de las células del cerebro. Con cada vaso de licor que tomas, acabas con cientos de células. Pero eso no importa mucho porque tenemos millones. Primero mueren las de la tristeza, así que estás sonriente. Luego mueren las del silencio y todo lo dices en voz alta, aunque no haya ninguna razón, pero eso no importa... No importa, porque después mueren las de la estupidez, y hablas con inteligencia. Y por último, las células de los recuerdos. Esas, son difíciles de matar."

miércoles, 19 de marzo de 2014

Buenas tardes.

Me gusta escribir, y me gusta escribirte. Me gusta rodearte en caracteres, abrazarte con la más suave mecanografía que mis dedos me permiten. Me gusta disfrutar de tu vista y recrearla a tamaño 12 y fuente arial. Me gusta cogerte de la cadera, mirarte a los ojos y pedirte que me des un beso más antes de salir del vagón del metro, como si no fuéramos a vernos mañana. Porque al fin y al cabo, cada mañana contigo es una mañana nueva. Cada "buenos días bebé" me gusta más que el anterior, y me cuesta mucho menos levantarme si lo leo, porque significa que tu también has madrugado, y que, por lo tanto, voy a verte.
Eres mis buenos días, y eres mis buenas noches. Supongo que podría decir que eres mi mediodía y mi mediatarde, porque ni en una ni en otra sales de mi cabeza.
Por eso hoy, a las 6 de la tarde, con mil cosas por hacer aún, sigo pensándote.
No sé si te lo he dicho ya, pero me gusta d|escribirte.
Buenas tardes, bebé.

lunes, 10 de marzo de 2014

A veces, me gusta perderme en la ciudad. Y eso que siempre he sido un chico de campo. Me gusta vagar por las calles, sin un rumbo fijo, simplemente siguiendo la dirección del viento, un viento invisible a los ojos pero de atrayente aroma. Un viento que me lleva por cada uno de los recovecos de esta pequeña ciudad, enigmática y magnética. Me incita a explorarla, y cada rincón me sorprende más que el anterior. La dorada luz de sus farolas, una luz clara como la mirada de la más inocente niña, me lleva a la mejor sala de conciertos que he visitado en mi vida. Suave jazz flota en el ambiente, risas de críos y no tan críos, pero siempre presente la fina curva de su sonrisa. Una sonrisa en la que me quedé clavado desde el momento en que me susurró que, por favor, la echara de menos. Y desde entonces no he dejado que saliera de mi mente. Tengo esa sonrisa plasmada dentro de mis párpados, y cada vez que cierro los ojos aparece. Una sonrisa de labios rosas y dientes blancos, que libera jazz cada vez que habla, que expulsa ese suave aroma que inunda el viento en el cual llevo tres meses perdiéndome, bajo la luz de esos dos dorados ojos.
Y vaya, jamás pensé que perderse podría ser tan agradable.