las manos más suaves en esta orilla de la playa.
Sigues siendo la paz en la guerra, el polvo tras la discusión y la discusión tras el polvo.
Sigues siendo la cerveza del beber para el olvidar, el cigarro del "te juro que mañana lo dejo" y la primera calada tras otra promesa rota.
Una maldición, quizás la peor, quizás lo mejor que me ha pasado en años, el drama, la alerta y el miedo, el dolor de tripa tras kilos de dulce, el dolor de cabeza tras kilos de besos, y colonia cara en la almohada.
Un vicio, o una necesidad, eres mis ganas de seguir adelante y mis ganas de quedarme quieto, sin hacer nada, impasible ante un nuevo fracaso.
Eres una carta rota, eres palabras rotas, eres una litrona en las últimas y un cigarro a medio acabar.
Y, sin embargo, sigues siendo la sonrisa más bonita a este lado del océano.
Y yo, el mismo gilipollas de siempre.
z.9_13